Todo esto lo has
ido haciendo en forma automática gracias
al Hipotálamo que todos
tenemos. El poder estar conectados a este “piloto automático” es algo que hace
nuestra vida posible.
Imagina
que estás en el baño y de pronto ves a una cucaracha, entonces una sensación de asco, miedo o inquietud
te recorre el cuerpo porque rápidamente tu memoria asocia la cucaracha con
suciedad, enfermedad. Y hasta que no la ves que desaparece por el desaguadero estás
tensado, pensando si la matas o corres. En este instante tu momento de paz en la mañana se ve
interrumpido, esa inquietud, ese escalofrío tiene la sensación psicológica
del miedo, de amenaza a tu seguridad y equilibrio.
Las
sensaciones de satisfacción, de miedo o de enojo, dependen del cerebro
límbico, que es responsable
de la memoria y de las emociones. Y como éste está estrechamente relacionado
con el Hipotálamo,
no puede evitar
estimularlo, entonces todos los centros que allí están se activan: se
acelera tu respiración y tu pulso, aumenta la traspiración, se tensan tus
músculos, tienes ganas de ir al baño.
Es decir todos los sistemas vitales se exaltan y se altera el equilibrio
que tenías en los primeros momentos en que te levantes.
Y esto esto
ocurre en un instante sin que hayas podido hacer nada para evitarlo. Pero como
eres una persona que posee una corteza cerebral prefrontal tienes la capacidad de razonar y buscar
soluciones o respuestas que te devuelvan ese momento de equilibrio y de paz…
entonces piensas:
“…es una cucaracha más entre las millones que
existen…deberé extremar la higiene y poner algún cucarachicida por la
noche…ahora tranquilo me pongo a pensar cómo soluciono esto…”
¿Qué ocurrió?
La corteza pre
frontal le ordenó al cerebro límbico que cesara su alarma porque no era una
situación peligrosa o amenazante, ya que una cucaracha no significa un peligro
inminente.
Y a su vez el
cerebro límbico le ordenó al Hipotálamo normalizar todas las funciones pues el
peligro ya no existe, tampoco hay
fastidio ni alegría, y todo el organismo se pone en posición de relajamiento, y
dispuesto para comenzar el nuevo día.
Todo este proceso
ocurre en instantes y tú apenas tomas consciencia de cómo has razonado y cómo
has tomado una decisión correcta.
Pero mira… antes de irte a tu trabajo tienes que sacar a tu perro a hacer sus
necesidades. Se lo ve feliz moviendo su
cola, corre buscando un árbol, un poco de tierra para hacer sus necesidades
todo comandado por su Hipotálamo de perro.
En cuanto se le acerca otro perro,
su tranquilidad se transforma en una actitud alerta, para sus orejas, se erizan sus pelos, preparándose para huir o atacar…
todas estas funciones comandadas por su cerebro límbico de perro.
Por más que
quieras explicarle que no pasa nada, lo único que puede hacer tu perro es
atacar, huir o esperar que pase la amenaza y ¿Por qué? Porque carece de Corteza
pre frontal preparada y por ello no
puede analizar la situación, ni razonar o encontrar variantes fuera de las tres
posibles señaladas. Lo que desactiva la alarma en tu perro es mostrarle los gestos que él tiene
grabados en su memoria como no amenazantes, como por ejemplo no mirarlo a los ojos, acariciarlo,
mostrarle las palmas de tus manos abiertas y hacia abajo o lo que tu hayas
compartido con él en momentos de miedo y alerta.
Entonces lo que
vemos es que ante una situación de amenaza surge el miedo, tanto en ti como en
tu perro, y en ambos casos
la respuesta inmediata es una exaltación o aceleración de las
funciones vitales, lo cual nos pone en condiciones de alerta máxima para la
acción.
La diferencia está en que nuestra mascota no tiene
la corteza pre frontal preparada, no tiene más elección que huir, atacar o esperar… tú sí
la tienes… puedes adoptar una actitud distinta. Y aunque muchas veces nos cueste creerlo
esto se puede aprender. Y se aprende cuando empezamos a trabajar
en nuestros miedos identificando cuándo en nuestra historia se perdió nuestra
capacidad para usar nuestra corteza prefrontal.
Pero como nos dice el Dr.Suarez, el solo hecho de estar
incorporando esta información, no solo ha creado nuevas conexiones de tus
dendritas y mayor espacio en tu memoria, sino que además en lo sucesivo, no
podrás dejar de pensar en lo sucesivo cuando tengas que reaccionar ante una
situación:
“SOY UN SER
HUMANO. Voy a usar la corteza pre frontal que Dios
me dio.”
Un paso más
El Dr. Enrique Suarez es fundador del grupo de autoayuda "EL FOBI" y habitualmente brinda conferencias para todo tipo de público, docentes y profesionales sobre Trastornos de Ansiedad, miedo, pánico, fobias y stress.