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martes, 7 de julio de 2015

Carta de quien sufre Trastornos de Ansiedad a sus amigos



Muchas veces las personas que sufren algún Trastorno de Ansiedad no saben cómo comunicar lo que les pasa a sus familiares y amigos.
Esta situación les trae momentos de mayor ansiedad, irritabilidad y  también dolor. Las personas pueden sentirse avergonzadas, confundidas y en el otro extremo sentirse con rabia al ver que no son comprendidas en su totalidad y que deben soportar comentarios como: "Ya termina con tus  manías , saca pecho, que no eres al único que le pasan cosas". "Es stress, ya pasará"...
Antes de entrar en conflicto que nos distanciaría más con todo el mundo y reforzaría nuestras ganas de estar solos hay que educar a los que nos rodean, explicar lo que sentimos, lo que conocemos sobre los ataques de pánico o las fobias que estemos experimentando y lo que esperamos de ellos, nuestros amigos.
Para comenzar esta tarea, la doctora Jerelyn Ross, quien fuera presidente de la Asociación Americana de Trastornos de Ansiedad y quien estuvo desde el nacimiento de las teorías Cognitivas Conductuales para estos trastornos nos propone una carta, que podremos entregar como un primer paso a nuestros amigos.
y dice así:

“Querido amigo [amiga]:

             Hay algo sobre mí que quiero compartir contigo. Estoy sufriendo una fobia [ataques de pánicos]  [ansiedad], y estoy aprendiendo técnicas que me están ayudando a sobrellevar estos momentos y superar lo que me pasa.

Las fobias y los ataques de pánico no están asociados con locura, tampoco son ellos el resultado de  no querer salir de casa o  que me creas egoísta o débil emocionalmente. Eso puede ser el resultado de haber tenido varios ataques de pánico, siendo reacciones involuntarias, reacciones aterradoras que pueden o bien venir "de la nada" (indicativo del trastorno de pánico) o ser provocadas por situaciones específicas (indicativos de una fobia). Estos ataques de pánico no se pueden razonar y a menudo conducen a la evitación de lugares y situaciones específicas.

Imagina el terror que sentirías si estás en un momento parado en una autopista de seis carriles con autos que vienen hacia ti a 100 kilómetros por hora. Piensa en las sensaciones que podrías experimentar: tu corazón latiría rapidísimo, tus músculos temblarían, sentirías tu pecho contraído, apretado, golpeándote por dentro. Podría sentir débiles tus rodillas y sentir que te caes y comenzar a transpirar. Durante esa fracción de segundo en la que tu pensamiento te dice que ese auto va a atropellarte, te sentirías mareado, desorientado y ciertamente tendrías un deseo inconmensurable de escapar.

Todos estas sensaciones físicas  vendrían juntas y al mismo tiempo.
Y ahora imagina cómo te sentirías si esa misma intensidad de miedo te llega por absolutamente ninguna razón, mientras estás parada haciendo la cola para pagar tus compras en el supermercado, subiendo al consultorio de tu médico por el ascensor, o solamente volviendo del trabajo y caminando hacia tu casa.
Y ahora imagina que ese miedo ocurre cada vez que solo piensas acerca de esa situación. Imagina tu vergüenza, tu humillación, tu desconcierto, si nadie siente como tú en esos momentos  y la gente te dice: “No seas tonta, no pasa nada”. Es un sentimiento muy solitario y aterrador. ¿No lo crees?

Si tú eres afortunado y nunca has tenido un ataque de pánico, yo no puedo esperar que entiendas el miedo y la vergüenza que siento como resultado de estas sensaciones. Pero lo que sí puedo pedirte es que creas que lo que siento es real y me asusta mucho.

Yo sé que esto parece irracional y poco realista. Intelectualmente, también lo parecía para mí, y eso lo hace todo más difícil. En el pasado yo he intentado esconder mis miedos a otras personas porque tenía miedo de ser ridiculizada y no ser comprendida. Pero ya no siento que deba seguir escondida detrás de una máscara. Es un enorme respiro ser capaz de poder compartir esto contigo.

Tú me puedes ayudar simplemente “estando conmigo cuando siento pánico.
Sabiendo que yo estoy con alguien que no se burlará de mí ni me forzará a hacer alguna otra actividad para distraerme, me hará bien y me reconfortará. Y una vez que la presión se haya pasado seré capaz de enfrentar la situación que me provocó la ansiedad  y lo haré paso a paso. Sabiendo que puedo dejar, abandonar una situación, en cualquier momento que sienta deseos de hacerlo también me ayudará, por eso te pido, dame esa opción, no me obligues a permanecer en lugares y situaciones que siento deseos de dejar.

Respeta mis esfuerzos por enfrentar mis miedos por más  pequeños que sean o que parezcan.
Yo sé que debo enfrentarlos para superarlos. Y lo estoy haciendo de este modo. A veces la forma en que los enfrento podrá parecerte extraño, pero estoy aprendiendo técnicas específicas que ya han ayudado a muchos a hacer frente a sus ataques de pánico y hoy llevan una vida normal.

Estoy muy entusiasmada con los progresos que estoy haciendo y feliz de estar trabajando activamente con mi problema.
Y valoro muchísimo que me hayas escuchado, como valoro tu apoyo y tu comprensión.

Un abrazo,


Espero que la entreguen a todos aquellos amigos en los que confíen y sepan que esto es solo el comienzo en un proceso de recuperación sólido y seguro. Recomendamos el libro de la doctora Jerelyn Ross, "Triumph over Fear".

Un paso más...