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domingo, 13 de marzo de 2016

ACEPTACIÓN

En una de sus tantas enseñanzas, Tara Brach nos ha dejado esta historia que he traducido para todos ustedes. Ojalá les emocione como a mí  y les anime a seguir practicando para llegar a sentir esa Aceptación  Radical, como ella la define, que nos lleve a más armonía con la vida y nosotros mismos.
Y esto nos cuenta:
“A veces, cuando hablo de Aceptación Radical, me gusta contar la historia de Jacob, un hombre de casi  setenta años y atravesando los estadios medios de la enfermedad de Alzheimer que asistía a un retiro de 10 días que yo estaba desarrollando.
Un psicólogo clínico de profesión y un meditador desde hace más de veinte años, Jacob era muy consciente de que sus facultades se ponían cuesta arriba. De vez en cuando su mente quedaba en blanco; no tenía acceso a las palabras durante varios minutos y llegaba a sentirse  completamente desorientado.
 A menudo se olvidaba de lo que estaba haciendo y por lo general necesitaba ayuda con las tareas básicas como  cortar de su comida, ponerse la ropa, bañarse, ir de un lugar a otro.

Luego de un par de días en el retiro, Jacob tuvo su primera entrevista conmigo. Estas reuniones, que tienen los estudiantes regularmente con su maestro, que  son una oportunidad para el registro y recibir orientación personal en la práctica. Durante nuestro tiempo juntos Jacob y yo hablamos acerca de cómo iban las cosas, tanto en el retiro y en el hogar. Su actitud hacia su enfermedad era comprometida, triste, agradecida, incluso se notaba buen humor.

Intrigado por su capacidad de resiliencia, le pregunté qué le permitía estar tan dispuestos a aceptar. Él respondió: "No se siente como si algo estuviera mal. Siento pena y algo de miedo sobre lo que está pasando, pero se siente como la vida misma." 
Entonces me contó sobre una experiencia que había tenido en una etapa más temprana de la enfermedad...

Jacob había dado en ocasiones charlas sobre el budismo a los grupos locales y había aceptado una invitación para dirigirse a una reunión de más de un centenar de estudiantes de meditación. Llegó al evento predispuesto y feliz de compartir las enseñanzas que amaba. Tomo su asiento en la parte delantera de la sala y contempló el mar de rostros expectantes frente a él... y de repente no sabía lo que tenía que decir o hacer. No sabía dónde estaba ni porqué estaba allí. Todo lo que sabía era que su corazón latía con furia y su mente daba vueltas en la confusión.

Poniendo sus palmas en su corazón, Jacob comenzó a nombrar en voz alta lo que estaba pasando:
“Siento Miedo, siento vergüenza, siento confusión, estoy sintiendo como si estuviera cayendo.  Siento impotencia,  temblores,  una sensación de muerte, me hundo,  me pierdo." Por varios minutos más continuó sentado, con su cabeza ligeramente inclinada, y continuó nombrando todo aquello que sentía. 

A medida que su cuerpo comenzó a relajarse y su mente se calmó, también lo señaló en voz alta. Por fin Jacob levantó la cabeza, miró lentamente alrededor a los invitados a la presentación y se disculpó.
Muchos de los estudiantes estaban llorando.

Como dijo uno de ellos, " Nunca nadie nos había ofrecido  enseñanzas como estas. Su presencia ha sido la enseñanza más profunda del dharma”.

En lugar de rechazar su experiencia y  profundizar así su agitación, Jacob tuvo el valor y la formación necesaria para nombrar lo que se hacía consciente en él en ese momento, y lo más significativo entregarse a esa experiencia. 
De alguna manera el  NO convirtió en adversarios al miedo y a la confusión. Él hizo todo bien.


Practicamos Aceptación Radical haciendo una pausa y luego TRANSFORMAMOS  lo que está sucediendo dentro de nosotros en este tipo de amistad incondicional. En lugar de convertir nuestros pensamientos negativos o sentimientos de enojo, rabia, angustia en el enemigo, se presta atención de una manera que nos permite reconocer y tocar las experiencias con cuidado.
Nada es-malo… lo que está sucediendo es sólo "la vida misma". Tal amabilidad incondicional es el espíritu de Aceptación Radical. “

De Aceptación Radical (2003), libro escrito por Tara Brach.


Un paso más…