
A veces…tomando distancia, vemos a la vida, la nuestra…como una línea del tiempo, que ha sido y es, cruzada transversalmente, por momentos importantes, a veces inesperados, que nos marcan, que nos dejan huella…
Y me gustaría compartir hoy una de las tantas miradas que tiene este tema…el cómo reaccionamos...llevándonos esta mirada a definir el cuarto pilar…materia prima fundamental de nuestro bienestar…

¿Qué harías?... Me encantaría que me dijeras que…
gritarías de alegría, que saltarías de felicidad, que te quedarías petrificada,
muda en algún caso… que llorarías con una sonrisa inmensa en los labios… que
empezarías a temblar... que te vendrían mil preguntas a la mente…
y además me encantaría que agregaras que
correrías a llamar a tus amigos, a tu hermana, tu hermano, a tus seres amados…
para celebrar… para compartir…
Y…

Qué harías?...Me encantaría que me dijeras que
gritarías de rabia, de dolor… que romperías algún jarrón... que llorarías hasta
cansarte… que saldrías corriendo buscando aire para tus pulmones paralizados…que
dirías malas palabras…
Y además me
encantaría que me dijeras que correrías a llamar a tus amigos, a tu hermana, a
tu hermano, a tus seres amados… para dejarte consolar, para dejarte abrigar,
para compartir…
Si algo sabemos, porque nos lo dice el alma y nos
lo dice también el cuerpo, el compartir tiene un efecto mágico donde lo malo
parece diluirse y lo feliz parece multiplicarse…
Pero no siempre actuamos de esta forma…buscando a
ese otro… y nos protegemos con nuestras corazas, nos buscamos refugios… nos ponemos
un rótulo que creemos que no se ve…pero que todos conocen... y casi siempre
dice... ALTO…
Cada una de nosotras conoce su refugio, somos
especialistas en corazas…y muchas veces nos han protegido de verdaderos
vendavales… pero el precio es alto,
porque es un camino en soledad y tiene riesgos.

Siempre
hay alguien esperando… una sola palabra alcanza para comenzar… no te encierres…tampoco
cierres la puerta de un portazo… ni le
grites a tus hijos, o a la maestra...no
le pegues a tu perro, no te lances a la heladera por un poco de helado o un trozo de
chocolate…
La amistad, la solidaridad, el amor, la empatía,
la aceptación... se ponen en movimiento apenas comenzamos a hablar, apenas
decimos hola… apenas pedimos con una mirada, “…estas energías positivas son
como amortiguadores en momentos
difíciles y actúan como espirales de
positividad haciéndonos sentir mejor”, estas palabras que las aprendí de
Bárbara Fredrickson, siempre me gustaron…Y resulta…
Imagina entonces… tu línea… tu vida… dinámica…
cambiante… emocionante… ingrata… tranquila…camina en ella… se paciente con
ella… ayúdala… pero no lo hagas sola…
Anímate…empieza
a crear tus propios espirales… esta línea del tiempo de la que hablamos es
infinita… y la parte que nos toca por ahora… es lo suficientemente larga y
promisoria como para transitarla sin
compartirla…
¿no estás de acuerdo?...